Mario Rosales Antequera.
Twitter: @MarioRosales7
Instagram: @mario_rosales97
En el artículo de hoy, el último de la temporada, sobre la Semana
Santa y el Arte vamos a tratar la iconografía del misterio de la Presentación
al Pueblo de San Benito.
En la puerta del Cristo de Burgos, sucedió un hecho particular y que hizo cambiar la visión y la forma de ver de esta querida imagen. Una mujer entra al templo, para rezar por la salud de un familiar que se encontraba en estado crítico. Había acudido a varios médicos y ninguno de ellos le daba una alternativa ni una cura exacta para lo que aquella persona padecía. Sin tener nadie con quien hablar ni a quien acudir, se arrodilla frente al señor y comienza a rezar, inmersa en su plegaria. Y sumida allí, nota que la temperatura baja, sintiéndose acompañada. En ese momento alza la mirada, y mira a su señor que tanta devoción le guardaba, quedándose petrificada al ver que éste la mira y le dice: No te preocupes. La señora, asustada, sale corriendo del templo, e incluso paró a varios transeúntes inmersa en el pánico que aquello le provocó. Todos la tomaban por loca, pero lo curioso es que llega a casa, y que al llegar recibe una llamada telefónica que le comunica que, aquel familiar por el que ella pedía con tanta fe al Cristo de Burgos, había tenido una notoria mejora milagrosamente, y que se encontraba bien dentro de la gravedad que padecía.
Una semana más y tras el jueves de Corpus Christi, te traigo una nueva entrega de esta serie de artículos sobre la Semana Santa y su relación con el Arte. En esta ocasión y ya acercándonos al final de la temporada, he tenido a bien traer la comparación y similitudes entre el misterio de la Exaltación, o los Caballos de Santa Catalina y el cuadro de La Elevación de la Cruz de Peter Paul Rubens, uno de los grandes artistas del barroco flamenco.
En la obra de Rubens podemos ver muchos detalles en común con la obra escultórica que Pedro Roldan y su taller realzasen a finales del siglo XVII, aunque centrándonos en la escena principal, que es la de los hebreos elevando la cruz para ponerla en posición vertical, en el misterio de la Exaltación vemos como en la delantera del paso se disponen dos hebreos que tiran con cuerdas del travesaño horizontal de la Cruz, para facilitar la estabilización de la misma, mientras que en la pintura de Rubens solo vemos uno en la esquina inferior derecha, a parte de estos, tanto en el misterio de la Exaltación como en el cuadro de Rubens, vemos a varios personajes al pie de la Cruz para elevarla y situarla en su sitio, además de algunos empujando desde detrás de la cruz para ayudar a levantarla, cosa que Roldán y su taller reduce a dos personajes para que no quede tan cargado el paso. Centrándonos ahora en la figura de Cristo, en ambos podemos observar como su mirada se dirige al cielo y su cuerpo hace una ligera espiral, propia del movimiento que presentaría la Cruz al elevarse de una manera irregular, pero siendo el Cristo que pinta Rubens mucho más manierista, que la obra de Roldán, en la cual podemos apreciar una gran influencia barroca de otros crucificados de la época.
En segundo lugar, por orden de estación de penitencia a la Catedral, tenemos a la Virgen de la Piedad y el Cristo descendido de la Cruz, de la Morjaja, cuyas imagen de la Piedad es anónima del XVII y el Cristo de Cristóbal Pérez del año 1677, y este conjunto escultórico, a mi en su iconografía, se me asemeja bastante a la pintura del mismo motivo, que realizase el Greco en el siglo anterior, en ambas vemos a la Virgen de manera sedente, con rasgos de dolor, en el caso de la pintura del Greco, mira al cielo, así mismo vemos a Cristo con la cabeza apoyada en el regazo de su madre, mientras el cuerpo esta en el suelo, y alrededor de esta iconografía encontramos a otros personajes, como pueden ser Sta. María Magdalena y San Juan Evangelista, en el caso del cuadro del Greco y en el misterio de la Mortaja, podemos ver además de estos, a los Santos Varones tras la Virgen, y a María de Salomé y María de Cleofás. En gran cambio que se aprecia entre estas dos Piedades es que la del Greco tiene un gran sabor manierista, corriente artística en la que pintaba dicho artista, y la Piedad de la Mortaja vemos un claro gusto barroco.
Por último, la Piedad de los Servitas, la cual es obra del gran imaginero sevillano Montes de Oca, y realizada a comienzos del siglo XVII, es una obra muy interesante en la cual vemos a Cristo muerto sobre el regazo de María, mientras esta, con claro gesto de profundo dolor, sujeta la cabeza de su hijo con la mano derecha. Esta obra también podríamos compararla con la Piedad del Vaticano y con muchas otras, pero en este caso la vamos a comparar con una Piedad que realizó el gran artista renacentista Sandro Boticelli, el cual pintase el Nacimiento de Venus o La Primavera, a parte de ello en el catálogo del pintor también podemos encontrar pintura religiosa y entre ellas esta maravillosa piedad, realizada a finales del siglo XV, en la que podemos ver un profundo dolor en toda la escena, en la que a parte de estar la Virgen y Cristo, también vamos a Sta. María Magdalena a los pies de Cristo, las dos Marías a ambos extremos del cuadro, una de ellas con la cara cubierta en alusión al profundo dolor que sentían en ese momento y la otra agarrando y mirando la cara de Cristo. En la zona superior podemos ver a José de Arimatea que, mirando al cielo, muestra los clavos y la corona de espinas, bajo él, vemos a San Juan abrazando a la Virgen y en el centro de la composición vemos a Cristo muerto en el regazo de su Madre, la que presenta un gesto de profundo dolor. Aunque todas estas imágenes no las podamos ver en el paso de misterio de los Servitas, pero en algunos cultos han aparecido las imágenes de San Juan Evangelista y la Magdalena a los lados de la Piedad. Entre la Piedad de Boticelli y la de Montes de Oca, a parte de todo esto vemos un gran cambio, que es la posición de Cristo ya que, en el lienzo, la virgen sujeta su cabeza con la mano izquierda, mientras que la de Montes de Oca lo hace con la derecha.