Nace en Sevilla en el año 1725 y fallece un 11 de agosto del año 1799. Bautizado en la Parroquia de San Isidoro de la misma. Hijo de un mediano escultor, Juan Isidoro Ramos. Su vinculación viene arraigada por su padre, donde comparte taller y empieza a realizar sus primeras trazas. Empieza a trabajar con Benito Hita del Castillo a mediados del siglo XVIII en la Capilla Sacramental de la Iglesia de Santa Catalina, recientemente restaurada.
En su trayectoria como profesional, se da un hecho histórico fundamental en la ciudad de Sevilla, la Ilustración. Hay que tener en cuenta, que en el momento que se da un proceso de cambio de mentalidad, se van a suceder numerosas disputas. En dicha etapa se dieron cambios en la Semana Santa tras el impacto que dejó el Barroco. Se dieron numerosos enfrentamientos entre las mismas Hermandades de la ciudad de Sevilla y el poder civil e incluso el poder religioso, el cual fue el caso de la Hermandad de los Negros (Sevilla)
“Prueba de ello es la negativa de varias cofradías a cambiar su itinerario para pasar por el balcón principal del Palacio Arzobispal, lo cual produjo un episodio hilarante protagonizado por los cofrades de la Hermandad de los Negros …”
[PASTOR, Álvaro; ROBLES, Francisco; ROLDÁN, Manuel Jesús, Historia General de la Semana Santa de Sevilla, 2019.]
Las cofradías querían mantener su estilo y forma de discurrir por las calles de la ciudad (con flagelantes y disciplinantes), sin embargo, la Iglesia pedía un régimen distinto al habitual, de una forma más correcta de cara al público. De cara a los enfrentamientos con el poder civil, resalta una figura importante en Sevilla, el ilustrado, Pablo de Olavide, que, junto con la ayuda de otros ilustrados, como Jovellanos, intentaron proteger y cobijar a las Hermandades para evitar un mal peor por parte de ese poder.
Cristóbal Ramos, escultor de transición entre el periodo dieciochesco y ese neoclásico impartido en las Academias, crece de forma profesional con modelos inculcados desde una mente barroca, la que cual era la mayormente dada en la ciudad. Junto a Blas Molner, ambos fueron excelentes profesores de escultura de la, hoy, Academia de Bellas de Artes de primera clase de Sevilla (1850) que en su día fue llamada Real Escuela de las Tres Nobles Artes (1778), dirigida por Francisco de Bruna. Dicha última Academia, estaba sometida a los cánones, proporciones y estilos dados desde la Monarquía. Entre sus discípulos podemos hacer mención con total consideración a Juan de Astorga.
Entre sus mecenas, destacamos principalmente a la Iglesia y a las Hermandades, con el encargo de numerosas obras, principalmente marianas las cuales atemperan la tradición anterior, con composiciones más serenas e imágenes melancólicas, con la aplicación del estofado y del uso de vestiduras con telas encoladas y con un perfecto uso de las mismas. En la realización de las mismas, tuvo que influenciarse en obras del pleno barroco, tales como la obra de la Virgen de la Antigua y Siete de Dolores, realizada por Pedro Roldán en 1650, el cual, deduzco, que se apoyó en modelos de la escuela vallisoletana.
En el primer cuarto de la segunda mitad del siglo XVIII, realiza la Virgen Dolorosa, cuya advocación era Virgen del Mayor Dolor cuando, según se dice, fue encargada en 1764 para el altar mayor de la enfermería nueva del Convento de Capuchinos de Sevilla. Actualmente se conserva en el Museo Nacional de Escultura en Valladolid. De gran similitud a la Virgen de las Aguas de la Hermandad del Museo de Sevilla. Viendo su rostro, podemos ver una carnosidad en su rostro, sonrojo de las mejillas, ojos grandes con mirada fija, se muestra una mujer madura, presenta los rasgos habituales del escultor. Es una imagen de talla completa, totalmente policromada con un rico estofado, utilizando colores como el ocre, el rojo intenso y el azul. Mide unos 84,50 centímetros y se presenta de forma arrodillada en actitud orante.
Se le atribuye la anterior Virgen de la Concepción de la Hermandad del Silencio de Sevilla, la cual estaba fechada en 1752. Hoy día, se encuentra casa del anterior hermano mayor de la Cofradía de la misma en la calle San Vicente de Sevilla. Presenta un ropaje similar a la anterior imagen mariana vista, boca semiabierta y las cejas finas y alargadas. También realiza la iconografía de San Juan Evangelista para la misma Hermandad.
Realiza la talla de Jovellanos de 1770, del Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid y la iconografía sedente de San José con Niño entre 1770 y 1780 de la Colección Marroco en Sevilla.
… clara la relación directa entre la iconografía empleada para la representación de san José y los planteamientos políticos ilustrados que emanan del retrato de Jovellanos.
[MARTINEZ LARA, Pedro Manuel; DE LA TORRE AMERIGHI, Iván, Una escultura desconocida de Cristóbal Ramos (1725-1799). Iconografía, uso artístico y mentalidad ilustrada a propósito de una imagen de San José con Niño.]
En 1772, labra la imagen de Nuestra Señora de las Aguas para la Hermandad del Museo de Sevilla. Una imagen, de iconología orante, de rodillas y con las manos cruzadas. Ha tenido intervenciones de Manuel Gutiérrez Reyes-Cano en 1880; Infantes Reina le hizo unas nuevas manos y le colocó un candelero para ponerla en pie en 1922, pese ya haber salido bajo un palio, sostenido por varales de madera, pintados y dorados, en 1829; Sebastián Santos la restaura en 1962; y en el 2000 Francisco Berlanga, siendo ésta la última intervención.
Presenta los rasgos de una mujer madura, muy habitual en la Escuela Castellana, con esa mirada fuerte y elevada. Presenta una gran afinidad con la Virgen Dolorosa que se encuentra en el Museo Nacional de Escultura en Valladolid. Ambas casi comparten la misma mirada y ese tratamiento de las cejas. Hoy día, sale de forma procesional en la tarde del Lunes Santo.
Realiza la Virgen del Carmen, perteneciente a la iglesia del Santo Ángel de Sevilla entre los años 1760 y 1780. Realizada en terracota y con las telas encoladas. Según su representación iconográfica, se nos asemeja mucho a las composiciones pictóricas renacentistas del mismo Rafael o incluso a la composición escultórica de la Madonna de Brujas de Miguel Ángel. El conjunto muestra ternura y dulzura en el rostro de María, con esa barbilla pronunciada con el hoyuelo en la parte central y las cejas habituales del mismo, muy finas y alargadas.
La Virgen del Rosario, 1787. Situada en la Capilla de Montserrat de Sevilla. Realizada en pasta de madera. Imagen de talla completa, con un perfecto tratamiento del estofado y de los pliegues. Junto a ella, aparece el Niño con actitud de bendecir al pueblo. Se le da culto en el lado del evangelio de la capilla citada. En su momento perteneció a la Hermandad del Rosario del Convento de San Pablo, la cual a día de hoy ha desaparecido. La misma Hermandad encargó en el mismo año otra iconografía de la Virgen del Rosario, que, a diferencia de la anterior, ésta era de candelero. Guarda una gran similitud en la forma de su rostro con la Virgen del Rosario de San Vicente o con la Virgen de la Carmen de la Iglesia del Santo Ángel. Hoy día, se encuentra bajo la custodia de la Real Cofradía Sacramental de la Iglesia de la Magdalena de Sevilla.
Realiza en 1794 una iconografía de la Inmaculada Concepción de María en barro cocido y policromado. Ha tenido una restauración en 1985, por José Rodríguez Rivero-Carrera, el cual le aplicas unas nuevas manos en actitud orante, extendidas hacia adelante. Es una obra que hizo para la Hermandad de Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción y Arcángel San Rafael, entonces radicaba en el Convento de Regina Angelorum, actual calle Regina. En 1815 se fusionó con la Hermandad Sacramental de la Iglesia de San Martín, debido al cierre del Convento de Regina provocado por la invasión francesa. A día de hoy pertenece a la Imperial Hermandad Sacramental de la Sagrada Lanzada de Sevilla, e incluso es la misma Hermandad la que le da culto, celebrando una solemne función cada 8 de diciembre, con motivo de la festividad de la Inmaculada. Posee las facciones del ideal femenino de Cristóbal Ramos, con la boca pequeña y semiabierta, hoyuelo en la barbilla y el sonrojo de las mejillas. Al ser una obra de candelero, no posee telas encoladas, presenta unos ajuares con colores concepcionistas.
La última imagen que realiza Cristóbal Ramos reside en la Escuela de Cristo de Sevilla, la cual es la Virgen de Consolatrix y Aflictorum, 1798. Presenta una obra con las características habituales ya habladas anteriormente, como la de la Virgen Dolorosa de Valladolid o la primitiva Virgen de la Concepción de la Hermandad del Silencio de Sevilla. Está ubicada de forma que, junto al Cristo del Calvario, obra de Juan de Astorga, formando un Stabat Mater. En el mismo lugar, encontramos también un conjunto iconográfico donde aparece María, José y El Niño, en el momento del Nacimiento de Cristo, que, el mismo, realiza en terracota en 1798.
En la Parroquia de San Vicente de Sevilla, radica la iconografía de la Virgen del Rosario, obra de Cristóbal Ramos, del siglo XVIII, pero de fecha desconocida. Realizada en madera, presenta una túnica estofada. La cabeza la tiene un poco inclinada hacia la izquierda como si estuviera hablando con hijo, el cual se presenta en el bazo derecho de su madre.
Conjunto escultórico del misterio de La Piedad (s. XVIII), ubicado a los pies de la nave del evangelio de la Parroquia de San Idelfonso en Sevilla. Es una obra de pequeño formato, de unos 60 centímetros, aun así, presenta unas calidades artísticas extremas, la figura mariana posee una mirada fija en Cristo, el cual yace sobre su regazo y presenta un realismo, bien en la flácida musculatura y en el tratamiento de los pliegues del perizonium o paño de pureza. La composición está flanqueada por dos afligidos querubines. En 2016 fue restaurada por los restauradores Alejandro Cascajares y Manuel Ballesteros Rodríguez. Desconozco la inspiración que tuvo para la realización de dicho conjunto, aunque guarda un cierto parecido con La Piedad en 1564, obra pictórica en óleo sobre tabla, realizada por Luis de Vargas para la Iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla, con la marcada diagonal del Señor.
Se le atribuye la Virgen del Carmen de Calatrava. Sevilla, fechada a mitad del siglo XVIII, ya que a la Hermandad del Carmen de Calatrava llegó en 1752. Es una imagen de talla completa, posee los rasgos habituales del mismo, con ese sonrojo en las mejillas, y el perfecto tratamiento de las telas encoladas y un rico estofado. Sobre su mano derecha posee un escapulario, habitual de la Orden Carmelita. A día de hoy, tiene su salida procesional en la segunda mitad del mes de julio.
Se le atribuye un crucificado del siglo XVIII que se encontraba en la Capilla de la Antigua de Sevilla (actual Capilla de la Cofradía de Montserrat) la cual se dice que pertenecía a la extinguida Hermandad de la Hermandad de la Antigua y Siete Dolores. En 1850 estuvo cedido a la Hermandad de la Sagrada Lanzada de Sevilla y también salió en precario con la Hermandad de La Hiniesta con motivo del incendio en San Julián.
“Para algunos se trataba del Crucificado que Cristóbal Ramos contrató en 1770 con la Hermandad de la Carretería y que finalmente no pasó a la misma.”
[ESCUDERO MARCHANTE, José María, Estudio Histórico-Artístico de la Real Hermandad Sacramental de la Sagrada Lanzada, 1995.]
Actualmente, desde el año 1937, la Hermandad de la Vera-Cruz de la localidad sevillana de Mairena del Alcor adquirió la talla de la imagen, el cual salió en aquel entonces con la Hermandad de la Hiniesta, debido al incendio que sufrió la Iglesia de San Román. A día de hoy, el crucificado presenta un nuevo cuerpo realizado por Luís Álvarez Duarte en el año 1992, debido al mal estado del original, aunque la cabeza se mantiene la misma, realizada en terracota.
El original presentaba un sudario escaso y una anatomía desproporcionada, mientras que el rostro presenta una dulzura, sin mostrar apenas sufrimiento. Muestra un curioso mechón que cae de forma zigzagueante en su lado derecho. La iconografía del crucificado representa uno de los últimos momentos de Cristo en el madero, casi en el momento justo de su muerte. Hoy día, sale de forma procesional en la tarde del Viernes Santo con la Hermandad de la Vera-Cruz en la localidad hispalense nombrada.
A finales del siglo XVIII, si bien, trabaja en las esculturas de la Parroquia de Santa Ana en el gaditano pueblo de Algodonales. Realiza la Virgen del Rosario, Cristo de la Buena Muerte, la Virgen Dolorosa, la cual se representa de forma arrodillada, manos entrecruzadas en posición de rezo y de oración, muy habitual en las iconografías marianas ya comentadas. Se le atribuye al igual que la última, la Virgen de la Merced, la cual se encuentra en un retablo de similar estructura al de la Virgen Dolorosa.
Se le atribuye la Inmaculada Concepción de la Capilla de las Doncellas, Catedral de Sevilla, a finales del XVIII. De la misma cronología se le atribuye la Virgen de los Dolores, ubicada en el Retablo de las Ánimas Benditas del Purgatorio en la Iglesia del Divino Salvador de Sevilla, la cual presenta esa disposición arrodillada, de composición al de la dolorosa mencionada ubicada en la Escuela de Cristo. Virgen del Carmen de la Iglesia de San Andrés. Sevilla o la Virgen del Carmen de la Iglesia de Santa Teresa (antiguo convento Carmelita Descalzo) de Espejo en Córdoba.
También trabaja en retablos, tales como en el retablo de San José de la Iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla, ubicado en la primera capilla del muro de la epístola, donde en el banco de dicho retablo realiza un Belén de barro, o la iconografía de San José de 1782, ubicada en el retablo del cual tiene mismo nombre, ubicado en la nave de la epístola de la Iglesia del Hospital de la Santa Caridad. Ambas representaciones corresponden al tema de la Infancia de Cristo, siendo este escultor un apasionado de esta iconología.
También se le atribuye las iconografías del retablo de Ánimas que se ubicaba en la desaparecida Parroquia de San Miguel de Sevilla.
Si bien, cabe resaltar, que “… en la desaparecida Parroquia de San Miguel de Sevilla había un retablo de Ánimas.”
[HALCÓN, Fátima. HERRERA, Francisco. RECIO, Álvaro. El Retablo Barroco Sevillano, 2000.]
“… obra de finales del siglo XVIII, en ladrillo cortado y cuyo dibujo e imágenes de barro cocido fueron ejecutados por Cristóbal Ramos.”
[TASSARA Y GONZÁLEZ, J. Mª., Apuntes para la historia del arte de la revolución de septiembre del año de 1968 en la ciudad de Sevilla, Sevilla, 1919, p, 73.]
*Fotos cogidas de internet y del Archivo del Blog.*
Juan Manuel Sánchez Navarro.
Instagram: @jmsancheznav
Twitter: @jmsancheznav
No hay comentarios:
Publicar un comentario