Me levanto y me preparo el desayuno, que a penas puedo tomar debido a los nervios, preparo la ropa, me aseo y me visto. 10:15, llaman a la puerta, 'Niño, ¿estás listo?', mientras me fundo en un abrazo saco las llaves para cerrar la puerta, 'estoy más que listo tito', 'ea pues vamonos, que hay que aparcar y verás tu para hacerlo'.
Las 11, ya estamos en la Puerta Carmona y aparcados, llegamos al sitio de la cita, son todo besos y abrazos y alegría. Momento para tomar un refresquito, hasta que llegue el jefe y su equipo. Ya está aquí, es momento de la charla, la igualá, el reparto de trabajos y el ticket del serranito del Trini.
Hacemos salida, hay que estar a las 14:30 en la Basílica fajados y con el costal tirado, junto al paso. A las 14:15 ya estamos listos, momento para rezarle a la Esperanza Trinidad, al Santísimo Cristo de las V Llagas y al único Dios.
Suena el martillo, es el momento de cuadrar el paso con la puerta, para la salida. Esto ya empieza, es el momento cumbre, con los primeros toques del himno de España de Columna y Azotes, de las Cigarreras, se fueron los nervios y llegan las emociones, es hora de trabajar y disfrutar de la cofradía en la calle.
Voy de relevo en relevo, entre risas y admiración por los peones que lleva el Señor.
Desde la plaza de la Encarnación hasta la calle Boteros, voy disfrutando cuando puedo del palio de Ntra. Señora de la Soledad de los Servitas.
El momento álgido de la cuadrilla llega cuando pasamos por la cuesta del Bacalao y la cuesta del Rosario, pasando momentos íntimos y de apretar los dientes, como son la calle Verónicas, calle Sol y la entrada.
Se fue un Sábado Santo pletórico, y satisfecho por el trabajo realizado por el equipo de capataces, cuadrilla y banda.
De nuevo llega el momento de ponerse a tachar Sábados del calendario.
Adrián González González.
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